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Entrevista a Alfredo Pasquel

El compositor, diseñador e ingeniero de audio nos cuenta sobre su interesante trayectoria profesional que lo ha llevado a trabajar con Hans Zimmer, Jacob Collier, Quincy Jones y Herbie Hancock, además de formar parte de súper producciones de Hollywood como “Dunkirk” de Christopher Nolan y “El Rey León” de Disney


Nos podes contar un poco sobre tus inicios en la música y el diseño sonoro. ¿Qué fue lo que te motivo a seguir ese camino? ¿Dónde estudiaste? ¿Cómo comenzaste?

Desde que tengo memoria, siempre he experimentado el mundo a través del sonido. Tanto la música como los sonidos de la naturaleza y de las grandes ciudades me han cautivado, y han generado en mí el arduo deseo de experimentar con fenómenos acústicos y la respuesta sensorial que tienen en nosotros.

Rodeado de músicos y explorando las calles folclóricas de mi ciudad natal en México, desarrollé una fascinación por entender los intricados paisajes sonoros que me rodeaban. Aprendí a contar historias a través de la música y del diseño sonoro, a manipular sonidos y silencios transformando el aire en mensajes sensoriales complejos. 

Estudié la carrera de composición musical en la ciudad de México y cuando descubrí una inclinación y talento por el área de la física aplicada a la música, decidí estudiar la carrera de ingeniería de audio en Estados Unidos. 

¿Cómo llegaste hasta Remote Control Productions? ¿Qué sentiste al ver a Hans Zimmers por primera vez? ¿Cómo es trabajar con él durante una sesión?

Mi devoción por el arte es directamente proporcional a su complejidad, por lo cual me encuentro en la constante búsqueda de proyectos cada vez más grandes. Era lógico que mi camino me llevaría a Los Ángeles, en donde muchas mentes brillantes se reúnen a desarrollar nuevas tendencias de comunicación audiovisual y en donde, eventualmente, encontraría mi lugar en el estudio de Hans Zimmer

La perpetua obsesión por la excelencia es el común denominador en el círculo cercano de Hans. Él, siendo una incesante máquina de composición musical, nos inspira a todos a entregar el 200% de nuestra capacidad. Trabajar con él fue el catalizador que me llevó a descubrir mi llamado.

Trabajar en una sesión de grabación y/o mezcla con Hans puede ser intimidante pero cada una es única e inolvidable. Siempre sucede que cuando él entra a la sala, mi percepción del sonido y la música cambia inmediatamente, es como si por ósmosis, Hans compartiera conmigo sus oídos y repentinamente, se levantara el velo de mi parcialidad hacia la pieza en cuestión. Es una gran ventaja escuchar la música a través de sus oídos y tomar decisiones en base a eso.

¿Cómo fue trabajar con Jacob CollierQuincy Jones y Herbie Hancock? ¿Utilizaste algún equipamiento o técnica fuera de lo habitual durante el proyecto?

Jacob tiene una mente increíblemente compleja, ágil y talentosa. Su flujo creativo es muy específico y requiere de ingenieros que estén listos para pensar fuera de lo estipulado e improvisar. Él ha trabajado con Hans en diversas ocasiones con lo que he logrado entender su característico y especial sonido. Su música incorpora sonidos de la vida diaria, altamente procesados, utilizando diversas técnicas de producción musical. Incluso, llegamos a grabar samples de él tocando sus premios Grammy con baquetas de batería y los utilizamos como Hi-Hats en un par de canciones para su último álbum.

Definitivamente, Jacob es un artista poco convencional, su aproximación a la composición musical es tan avanzada en términos de innovación que es difícil seguirle el paso. Es por eso que Hans, Quincy, Herbie y Jacob se atraen poderosamente; son artistas que se encuentran a la vanguardia y saben reconocer el valor de la colaboración. La música de Jacob por ejemplo, utiliza teoría micro tonal, que puede ser un reto técnico al momento de arreglar cientos de instrumentos virtuales con limitaciones cromáticas. 

Jacob se encuentra tan a la vanguardia que una parte integral de su equipo de colaboradores es Ben Bloomberg, doctor en física del Instituto Tecnológico de Massachusetts. Bloomberg ha diseñado instrumentos musicales a medida para Jacob como por ejemplo, el “Harmonizer”, que lo ayuda a combinar su voz con un teclado en tiempo real para crear armonías de voz surreales. 

¿Cuál sería un típico flujo de trabajo a la hora de componer la música para una película? ¿Cómo consigues la inspiración? ¿Qué herramientas te ofrece la producción para lograrla? (parte del guion, temáticas, directivas, etc.)

Cuando se trabaja en cualquier disciplina que contribuye a la creación del séptimo arte, lo primero que hay que entender es que nuestro oficio o arte, existe en función a algo superior a sí mismo y su propósito está al servicio de la historia. Es fundamental sumergirse en la trama, en los personajes y los mundos donde se desenvuelve la historia. Cuando encontramos el propósito, el núcleo y verdadero significado de una historia, es cuando podemos empezar a escribir música, a diseñar los sonidos.

Una vez escuche a Quincy Jones decir que “cuando entras al estudio en la mañana el ego se queda afuera” y creo que eso es muy cierto. Es fácil desviarse y ser parcial en nuestras creaciones pero, para potenciar una historia al máximo, hay que matar al ego y entender que a veces la mejor música es el silencio.

La producción del scoring de una superproducción de Hollywood está atada a múltiples departamentos, todos trabajando en sus especialidades simultáneamente, para entretejer el producto final. Muchas veces, cuando empezamos a escribir la música, hay pocas referencias visuales y comenzamos en base a pláticas con directores, productores y con los conceptos fundamentales de la historia. Es increíble ver el progreso de la producción conforme el tiempo avanza hasta que ya muy cerca del lanzamiento, se graba la orquesta y se envía la música a la sala de mezcla.

Si tuvieses la oportunidad de elegir, ¿con quién te gustaría trabajar y por qué? 

Mi sueño siempre ha sido colaborar con el maestro John Williams. En mi humilde opinión, él es el compositor de música para películas por excelencia. Su trabajo impactó a múltiples generaciones y continuará haciéndolo hasta que los formatos de reproducción dejen de existir. Su equipo de colaboradores es increíble, entre ellos se encuentra Shawn Murphy, su ingeniero de grabación y mezcla, quién es probablemente uno de los más destacados del mundo y su sonido tan característico es fácil de reconocer. Sería un honor trabajar con ellos.

Uno de mis sueños también era trabajar en una película de animación de Disney y gracias a mi reciente participación como ingeniero de grabación en El Rey León (2019), he podido tachar esa meta de mi lista. Trabajar grabando las canciones de la película, con el moderno elenco de éste clásico, ha sido la cúspide de mi carrera hasta este momento y grabar “Hakuna Matata”, es uno de mis recuerdos más especiales.

De todos los proyectos en los que has participado hasta ahora, ¿cuál fue el que representó tu mayor reto profesional? ¿Y cuál fue el que más te gusto? 

Trabajar en un proyecto musical con Hans siempre es un reto único y especial. Todos han sido difíciles pero, cuando se trata de una película de Chris Nolan, el nivel de estrés, presión y cafeína se incrementan exponencialmente. 

En Dunkirk, por ejemplo, la película entera es una sola pieza musical de 90 minutos de principio a fin. Así que, la complejidad del proceso fue prácticamente matemática, científica. Como muchos ya saben, Hans utiliza el efecto psicoacústico llamado “Shepard Tones” el cual, mediante la superposición de notas separadas por una octava entera ascendente o descendente, dan la impresión de un tono musical infinito y esto, en conjunción con elementos rítmicos especiales, como por ejemplo, los “ticks” del reloj, o disonancias y consonancias a lo largo de la pieza, ayudan a crear una sensación de estrés y relajación a lo largo de la historia.

Por otro lado, en El Rey León, el reto fue tecnológico, ya que el sistema de animación digital que utilizaron, requería de la captura facial de los actores al momento de interpretar el guion y las canciones. Esto fue logrado mediante un sistema de cámaras especiales que capturaban las expresiones de los actores en tiempo real. Cada toma de voz en las canciones tiene un código de tiempo TOD (time of day) asociado, que grabamos en audio junto con la voz y sincronizado, obviamente con las cámaras de captura facial. Cuando hicimos el “comping”, editamos cada toma junto con el código de tiempo del audio para que después, los artistas gráficos pudieran recolectar cada toma de video correspondiente a cada frase melódica. La cantidad de información generada fue descomunal y mantenerla organizada, a lo largo de casi dos años de producción, y después de innumerables revisiones y overdubs, probó ser un reto descomunal.

Para terminar, en un rubro como éste, en el que es tan difícil lograr entrar, y ni hablar de tener éxito, ¿qué consejo darías a aquellas personas que están interesadas en empezar, ya estudiando o recién dando sus primeros pasos? 

Durante años he tenido el privilegio de colaborar con algunos de los artistas más talentosos del mundo y también con otros, que no necesariamente son talentosos haciendo música, pero que tienen el mismo nivel de éxito. En mi opinión el talento artístico, los conocimientos técnicos y los recursos económicos deberían estar en un segundo plano en la persecución del éxito. Yo considero que el factor más importante para crear y comunicar una historia trascendental es haber vivido una vida abundante, llena de experiencias y relaciones de todos tipos, recolectar un archivo de colores y sabores acústicos que conlleven mensajes emocionalmente significativos.

Para contar una buena historia hay que tener una buena historia que contar…


El equipo de Audio Música Digital agradece a Alfredo Pasquel por haber hecho posible la entrevista.

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